Colección: Baños de mar

A mediados del siglo XIX, las clases acomodadas descubrieron el placer de sumergirse en el mar y disfrutar de los baños termales. Más allá de la higiene, lo que realmente conquistaba era la sensación de libertad al entrar en contacto con el sol, el agua salada y la brisa marina.

Más de un siglo y medio después, el mar sigue siendo un refugio imprescindible. Y no es casualidad: al sumergirnos en él, volvemos a un medio que nos resulta profundamente familiar. Nuestro cuerpo está hecho, en esencia, de agua, y esa agua contiene sales minerales esenciales, similares a las que encontramos en el mar. Por eso, al entrar en contacto con el agua salada, sentimos una afinidad instintiva: el cuerpo se relaja, se libera de tensiones y se limpia de aquello que ya no necesita.

Nosotros tenemos la suerte de vivir frente al mar. Pero para quienes no pueden tener ese aroma tan cerca, hemos creado dos perfumes excepcionales que capturan su esencia y la llevan directamente a tu hogar.

Baños de mar